Vladimir Putin y Xi Jinging descansan tranquilos cuando de petróleo se trata. Más allá de sus problemas internos -que aún no despejan- saben que cuentan con una lejana aunque corpulenta reserva de crudo para continuar explotando. Es la que les obsequia Nicolás Maduro en una empobrecida Venezuela. La ironía es trágica: se calcula que bajo aquel rico terreno existen reservas por un total de al menos 25 trillones de dólares, a valor actual. Por Laureano Pérez Izquierdo |
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