Su madre, de quien sufría violencia, la puso en una pista de hielo a los tres años. De su esposo también padeció abusos. Marcó una época en el patinaje, pero sus modos y los problemas la fueron marginando. La rivalidad con Nancy Kerrigan, su némesis, la enloqueció, al punto de protagonizar "uno de los mayores escándalos de la historia del deporte"
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